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Energía

Cómo llegar al final del día y no morir en el intento

De un tiempo hacía aquí se está hablando mucho sobre la distribución que hacemos de nuestra jornada, que incluye el trabajo, el tiempo de ocio y el de descanso. El debate aparece cuando empezamos a darnos cuenta que dedicamos gran parte de nuestro tiempo al trabajo y que este no es compatible con una vida personal rica y satisfactoria.

Partimos de la base que el ser humano no está capacitado biológicamente para estar sentado ocho horas, concentrado al máximo delante de un ordenador, de lo contrario moriría de cansancio. De hecho, como no, en Japón, se han registrado y documentado desde hace años muchos casos de gente que muere por un exceso de trabajo, incluso tienen una palabra para ello, karoshi. Después de trabajar de forma intensa (con horas extra incluidas) durante treinta días o más, su cuerpo empieza a registrar fallos tales como derrames cerebrales o ataques al corazón, y mueren.

¿En qué tipo de sociedad vivimos que incluso hay una palabra inventada para denominar este fenómeno?

¿Cómo saber cuando mi cuerpo necesita un parón?

El psicólogo Antonio Mateo, explica que no hay un síntoma o síntomas que identifiquen de forma irrevocable el momento en que nuestro cuerpo ya no puede más. Podemos hacer una ligera generalización diciendo que, posiblemente, si llegamos a ese extremo empezaremos a sentir fatiga, dificultad de concentración, dificultad para planificar, para tomar decisiones etc.

El sistema de ‘’picos y valles’’

El problema es tenemos poca conciencia de nuestro propio cuerpo y no sabemos identificar las señales que nos da nuestro organismo. Mateo dice que deberíamos aprender a identificar estas señales y que a la mínima alerta intentemos ponerle remedio.

Luego hay cosas lógicas, como por ejemplo que, no podemos estar más de una hora seguida a pleno rendimiento. Lo ideal no es que hagamos parones cada hora, sino que trabajemos lo que llamamos ‘’picos y valles’’, es decir, momentos de concentración más o menos álgidos. Dicho de otro modo, la clave consiste en intercalar tareas duras con otras más light.

Fluir

Todo esto que estamos explicando, evidentemente, es una generalización. Cada persona tiene su ritmo y forma de funcionar, lo importante es conocerlo. Lo ideal sería organizar nuestras rutinas y tiempo siendo conscientes de nuestro propio comportamiento.

En cuanto a la cantidad de horas que deberíamos trabajar o dedicar al ocio, el psicólogo nos comenta que no hay un número clave. Por poder podemos trabajar todas las horas que queramos, eso sí, siempre que nos permitan llevar una vida satisfactoria. Salir de trabajar a las diez de la noche y entrar a las nueve no es productivo ni adaptativo.

A modo de conclusión, recordar aquello que hemos comentado tantas veces, y es que una de las mejores cosas que podemos hacer por nosotros mismos es (y de la que tenemos más carencia) es conocernos en profundidad y a conciencia, saber cómo funciona nuestro cuerpo, escucharlo y procurar fluir y adaptarnos según vayan ocurriendo las cosas.

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