Las situaciones y presiones a las que nos enfrentamos cada día hacen que nuestro cuerpo y mente pasen por un estado, a veces, difícil de reconocer: el estrés. Esto es debido a que no existe una sola clase sino diferentes tipos de estrés, cada uno con sus propias características y síntomas.
Qué es el estrés
Aunque a muchos les suene extraño el estrés es una respuesta totalmente natural de nuestro cuerpo para adaptarnos al entorno que nos rodea. La sociedad en la que vivimos nos obliga a seguir un ritmo de vida que no estamos preparados a soportar. El trabajo, la familia, la constante disposición mediante las nuevas tecnologías etc. Son situaciones que nos llevan a un cansancio y a una fatiga que, sin duda, condiciona nuestras vidas.
Diferentes tipos de estrés y cómo diferenciarlos
El estrés puede clasificarse según su duración. De esta manera, se establecen diferentes tipos de estrés, tales como:
- Estrés agudo: Es la forma más común en nuestra sociedad. Se produce por las exigencias del pasado más reciente o por la ansiedad por acontecimientos muy próximos en el futuro. Este tipo de estrés es el que muchas personas buscan mediante experiencias multiaventura para subir la adrenalina. Sin embargo, esta situación mantenida en el tiempo suele producir agotamiento, dolores de cabeza, alteraciones del sueño, problemas estomacales, etc.
- Estrés agudo episódico: Es típico en personas con vidas desordenadas y necesidades o miedos irreales. También se da en pacientes que tienen sobre sus hombros demasiadas responsabilidades: casa, hijos, trabajo, familiares mayores, etc. Este tipo de vidas generan a las personas una preocupación constante que no les deja descansar. Esto se traduce en un desgaste físico y mental importantes.
- Estrés crónico: Este es el más peligroso de todos porque nunca tiene fin. Suele darse en situaciones traumáticas o en vidas donde no se está satisfecho. Por ejemplo, matrimonios infelices, estudiantes atrapados por sus carreras, maltrato, escasez económica, paro, etc. Este tipo de estrés es el que quita la esperanza a las personas, ya que nunca ven la salida al problema, por lo que tampoco se molestan en buscar soluciones. Se dejan absorber por un estado que acaba por minar sus vidas. Este tipo de estrés suele derivar en depresión o en estados de ansiedad.
Cómo actuar ante el estrés
Los médicos están de acuerdo en que no es tanto lo que nos ocurre sino cómo lo afrontamos en nuestra mente. Diferentes personas reaccionaron de varias formas ante un mismo problema adquiriendo así, diferentes grados de estrés. Sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo, pero el estrés se combate con una actitud positiva frente a las adversidades. Una mentalidad derrotista nos llevará a un túnel del que nos será complicado salir.
La alimentación es otro factor importante para la salud mental. Opta por incluir suplementos alimenticios en tu dieta, como Reconnect, que te aporten más energía y vitalidad para afrontar tu día a día con más entereza. Además, come más frutas y verduras, al tiempo que disminuyes el consumo de grasas saturadas. Tu mente te lo agradecerá.