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Aftas bucales

Aftas bucales, pequeñas pero matonas

Aunque el tema no sea el tema más glamuroso del mundo, las aftas bucales son un tipo de lesión que, a casi todos, nos ha afectado en algún momento a lo largo de nuestra vida. Por esto hemos creído necesario hacer un artículo donde `poder explicar las bondades de uno de los ingredientes más eficaces y potentes para el tratamiento de las llagas.

Según la web de Colgate hay que diferenciar bien entre una afta, un herpes labial, la leucoplasia y la candidiasis. Todas ellas se consideran lesiones bucales, pero hay algunas diferencias a tener en cuenta.

  • Las aftas bucales son pequeñas úlceras dolorosas, con el fondo blanco y el borde rojo. Una de sus principales características es que tienen carácter recidivante, es decir, acostumbran a reaparecer al cabo de un tiempo variable. Aparecen dentro de la boca (a diferencia del herpes labial) y aunque no se conoce la causa exacta hay factores como el estrés, las alergias, alteraciones emocionales, entre otras, que se relacionan directamente con su aparición.
  • El herpes labial, se manifiesta como un grupo de ampollas que pueden aparecer en los labios o en algunas zonas cercanas, como por ejemplo el mentón. Está causado por un virus por lo que una vez la persona se ha infectado el virus permanece en el cuerpo y, por lo tanto, puede volver a aparecer en distintas ocasiones.
  • La leucoplasia es parecida a un afta pero acostumbra a aparecer en el interior de la mejilla, las encías o la lengua, y tiene una textura más espesa y blanquecina. Tal y como se explica en la web de Colgate, esta dolencia generalmente está relacionada con fumar o mascar tabaco o morderse la propia mejilla, entre otras y, además, un 5% de los casos se convierte en cáncer.
  • La candidiasis es una infección provocada por el hongo cándida abicans y se caracteriza por la aparición de unas placas de color amarillo cremoso o rojo en la superficie de la boca.
Cómo tratarlas de forma natural

Hay distintas vías para curar un afta bucal, una de las más conocidas consiste en utilizar enjuagues de agua y sal, ya que la sal es un potente antiséptico, barato y fácil de conseguir. También podemos echar mano del bicarbonato de sodio o untar la herida con agua oxigenada. Pero la verdadera revolución para el tratamiento de las aftas bucales se llama espino amarillo.

De este arbusto podemos obtener unos frutos o bayas que tienen un alto contenido en Omega 7, un ácido graso con grandes cantidades de vitamina C, A, E, BQ y K. El aceite de espino amarillo es un potente regenerador de la piel y nutre e hidrata las mucosas de todo el cuerpo, desde dentro hacia fuera. Está comprobado por distintos estudios que este aceite mejora la calidad e hidratación de las mucosas, así como la elasticidad de la piel.

La verdad (por experiencia propia) que es un remedio maravilloso para acabar con estas heridas tan pequeñas pero matonas.

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