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Alimentación consciente

Alimentación consciente

Cada vez más somos más conscientes de la importancia de la interacción de los alimentos con nuestro organismo, cómo influyen en nuestro estado de ánimo, hormonas, salud digestiva y como consecuencia en nuestro sistema inmunológico. En definitiva, hay que tener una visión del cuerpo y la mente global, interrelacionada entre sí.

En Vitae siempre hablamos de este concepto oriental que dice que hay que potenciar la salud i no la enfermedad. Es importante entender que no se trata solamente de comer bien o mal, de hacer deporte o no, sino de un global que empieza desde la conciencia.

Por ejemplo, si empezamos a hacer una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, productos ecológicos etc. pero seguimos sin dormir las horas necesarias y sin gestionar el estrés y la ansiedad, de nada servirá.

Lo mismo pasa con los complementos alimenticios, el objetivo no es tomar cuantos más mejor para que ‘’nos arreglen’’ lo que no funciona y, así, despreocuparnos, el objetivo es mejorar nuestro bienestar y calidad de vida.

¿Cómo se hace esto? Empezando por escucharnos a nosotros mismos, de forma honesta y sin reproches. ¿Qué nos dice nuestro cuerpo? ¿Es natural que estemos estresados? ¿Qué no podamos dormir por las noches? ¿Qué nos levantemos cansados? Hay que ser críticos con nosotros mismos y entender que, quizás, nuestra visión y percepción vital necesita modificaciones.

Leyre Bertran, integrante del equipo de Vitae y nutricionista de formación nos cuenta su visión sobre el mundo de la alimentación, los complementos alimenticios y la salud en general.

¿Cómo percibes actualmente el mundo de la alimentación, hemos involucionado? ¿Nos alimentamos bien o estamos ante una sociedad que está enfermando?

Considero que el mundo de la alimentación ha ido evolucionando mucho a lo largo de los años. Comparado con hace 50-100 años, es evidente que nos alimentamos de forma muy distinta, y no ha sido hasta hace poco que han resurgido e impuesto más que nunca las tendencias alimentarias (que siempre han existido interrumpidamente, por conflictos, guerras o ideologías) como el vegetarianismo, veganismo, flexitarianismo (consumir productos de origen animal esporádicamente), etc.

No creo que hayamos involucionado, sino que como consumidores ahora exigimos mucho más que antes y queremos saber qué comemos, aunque a la vez descuidamos bastante la alimentación por el ritmo de vida que llevamos. Supongo que esto es debido, entre otras cosas, al fácil acceso que tenemos a tanta información relacionada con la alimentación y las enfermedades que puede causar si ésta no es adecuada.

Las enfermedades que se ha visto que tienen una relación con una alimentación inadecuada y el sedentarismo son, entre otras, la obesidad, la arteriosclerosis, la hipertensión, el cáncer, la diabetes mellitus y la osteoporosis, según la FAO (food and agriculture organization). Creo que como sociedad preciamos mucho la vida, queremos aprovecharla al máximo y saber que no alimentarnos bien tiene estas consecuencias, nos crea angustia.

El estilo de vida que tenemos ahora es completamente distinto al de antes. Tenemos un ritmo de vida apresurado, queremos hacerlo todo, quitando horas de sueño si es necesario, trabajar y disfrutar y creo que lo estamos pagando con nuestra alimentación; una alimentación mal planeada, frecuentemente de restaurante y de fast food.

Cada vez están surgiendo más intolerancias y alergias alimentarias, ¿crees que esto es debido a la poca conciencia que hemos tenido durante muchos años?

Una alergia y una intolerancia alimentaria son formas de reacción adversa a un alimento (RAA) o aditivo alimentario, pero en la patogenia de una alergia existe un mecanismo de base inmunológica mientras que en la intolerancia no. El conocimiento exacto de los alérgenos alimentarios y los mecanismos implicados sigue siendo escaso, aun teniendo en cuenta que en los últimos 10 años la incidencia de alergias e intolerancias no ha parado de incrementar.

Hay varias hipótesis, y nada 100% confirmado. En cuanto a las alergias, se considera que ahora estamos mucho más protegidos frente a infecciones mediante vacunas y productos para la higiene, haciendo que el organismo no se exponga tanto a gérmenes y debilitando el sistema inmunitario derivando así en alergias alimentarias. Por otro lado, se considera que la sobre-exposición a determinados alimentos o aditivos alimentarios es lo que ha podido causar que haya más intolerancias alimentarias.

De modo que más que nuestra poca conciencia frente a la alimentación, el incremento de este tipo de reacciones se debe más bien a la alteración de los alimentos que comemos en la actualidad (transgénicos) por parte de la industria alimentaria y la sobre-protección de nuestro organismo frente a gérmenes.

Comer mal nos enferma física y mentalmente. ¿Estás de acuerdo?

No comer adecuadamente está claro que afecta a nivel físico, ya que puede tener efectos agudos (sintomatología a nivel digestivo, por ejemplo) y también crónicos (se pueden desarrollar enfermedades cardíacas, obesidad, diabetes, etc.) Pero, además, aunque no parece tan evidente, existen diversos estudios que han querido ver la relación entre dietas bajas en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, carne y aceite de oliva, entre otros, con el aumento del riesgo de enfermar también a nivel mental. Estos alimentos son ricos en folatos, magnesio, vitaminas del grupo B, selenio, zinc, fibra, polifenoles, y ácidos grasos poliinsaturados y se ha visto su relación con enfermedades como, por ejemplo, la depresión. De modo que, sí, estoy de acuerdo con tu afirmación, aunque seguramente falte más información en relación a la parte mental.

¿Qué significa comer sano y equilibrado?

Una alimentación sana y equilibrada, desde mi punto de vista, se basa en la incorporación de hidratos de carbonouna parte proteica y frutas y verduras en todas las comidas del día. Las que son más importantes son el desayuno, la comida y la cena. Si hay un buen aporte de estos componentes en estos tres momentos del día, se podrá evitar la aparición de muchas enfermedades.

Es cierto que hay tendencias ahora que consideran que no es necesario desayunar. Cuando yo estudié me recalcaron mucho la importancia de no olvidar ninguna comida y continúo firme con esa postura.

Personalmente, el desayuno me da la energía que necesito para empezar el día y no podría rendir lo mismo si esperara a media mañana a ingerir algo. Aun así, cada persona es diferente y con distintas necesidades y preferencias, siempre y cuando la ingesta de los componentes esenciales que he mencionado al inicio no se vea comprometida.

Como nutricionista, supongo que tendrás tus alimentos preferidos. ¿Cuáles crees imprescindibles incorporar en nuestra dieta? (Sin tener en cuenta patologías concretas)

Como he dicho antes, considero imprescindibles los hidratos de carbono, la fuente proteica y las frutas y verduras. Pero para ser más concreta, creo que los lácteos se están dejando un poco de lado y tienen mucho potencial, no hay que olvidarlos. Cada día tomo lácteos, ya que son una muy buena fuente de proteína y calcio (entre otras cosas), muy necesario para el funcionamiento del organismo. Un yogur con frutos secos y copos de avena es mi snack preferido.

Está claro que cada persona es distinta y pueden interferir patologías; en tal caso, se puede llevar a cabo una dieta concreta que asegure la ingesta de estos componentes.

Por último, ¿piensas que deberían enseñar educación nutricional en las escuelas?

Sí, se debería educar a los niños desde pequeños a comer bien y mostrarles cuales son las consecuencias si no se hace adecuadamente. Quizás, en los primeros años de colegio simplemente explicar nociones de los alimentos que deberían comerse cada día y los que es mejor evitar y comer solo esporádicamente.

Cuando ya son más mayores, se podría ir introduciendo cosas más complejas como la composición de un plato para que sea saludable y qué enfermedades están relacionadas con una mala alimentación, sedentarismo y estilo de vida acelerado.

Además, esto podría servir para que los padres supieran lo que es adecuado que los niños desayunen en el colegio y que cuando crezcan lo sigan implementando; un bocadillo, fruta o frutos secos en lugar de una bolsa de patatas y una bebida azucarada.

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