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Cuidar la piel

Cuidar la piel: hábitos imprescindibles para una piel sana y radiante

Cuidar la piel es algo imprescindible si queremos mantener un buen estado de salud de uno de los órganos más importantes de nuestro cuerpo, así como también en términos de belleza y antiaging.

Nuestra directora técnica y responsable de I+D+I de Vitae, Luisa Varela, nos habla sobre los hábitos imprescindibles que todos deberíamos tener en cuenta –y, si es posible, aplicar-, a la hora de cuidar la piel y evitar su oxidación producida por el sol, la contaminación, la mala alimentación o la propia biología.

La piel, una gran desconocida

En términos generales, la población en general es relativamente consciente de que, cuando tomamos el sol debemos proteger nuestra piel. O que es importante usar cosméticos para mantener una piel joven el mayor número de años posible. Lo que, a menudo, se desconoce es cómo hacerlo correctamente más allá de aplicarnos crema solar en la playa o cuando practicamos actividades al aire libre durante los meses de más calor.

También existe un gran desconocimiento en relación a cómo cuidar la piel de la cara, que es muy diferente a la del resto del cuerpo y requieres unas rutinas y unos productos muy específicos.

También existe un gran desconocimiento en relación a las enfermedades de la piel y a las consecuencias –algunas de ellas muy graves-, que puede acarrearnos no cuidar la piel de forma adecuada.

Por otro lado, existe un elevado grado de desinformación en relación a lo mucho que afecta no cuidar la piel en términos de belleza, algo que puede implicar aparición de arrugas, manchas y otros signos de la edad.

La memoria celular de la piel, un factor clave

Seguramente habrás escuchado alguna vez afirmar que ‘nuestra piel tiene memoria’. Pero, ¿a qué nos referimos exactamente cuando hablamos de la memoria celular de la piel?

Nuestra piel va recordando la cantidad de sol que hemos ido tomando a lo largo de nuestra vida. Es como una situación aditiva puesto que va adicionando todas las horas. Es por esto que es muy importante, no solamente no tomarlo en exceso este verano, sino no, no hacerlo durante el resto de nuestra vida.

Si hemos tomado mucho el sol, deberíamos compensar, ya que, si seguimos tomándolo, podemos tener problemas debido a una sobreexposición. No hay que pensar que, porque ahora ya no tomamos el sol, ya no existe ningún problema. Si lo hemos tomado mucho y, especialmente, lo hemos tomado sin tomar las debidas precauciones, debemos tenerlo en cuenta.

Cuando decimos que la piel tiene memoria celular, nos referimos a que los melanocitos (células que están en la epidermis y son las responsables de que nos bronceemos) guarda información sobre nuestra relación con el sol a lo largo de nuestra vida.

Hay que tener en cuenta zonas frágiles; debemos cuidar la piel de la la nariz, la zona alrededor de los ojos, entre los dedos de los pies, las orejas…partes del cuerpo de las que nos olvidamos, pero también contienen memoria celular.

Qué debemos evitar hacer para cuidar la piel

Aclarados estos temas preliminares, posiblemente te preguntarás qué acciones concretas deberías implementar para cuidar la piel.

Empezaremos por detallar todo lo que no debemos hacer ya que, si seguimos buenas rutinas de cuidado de la piel pero, a la vez, cometemos errores -como no mantener un estilo de vida saludable-, o implementamos malas prácticas, no conseguiremos alcanzar los resultados que deseamos en términos de salud y belleza.

Los hábitos erróneos más comunes que lastran la salud de nuestra piel y también su aspecto y belleza son los siguientes:

  • Dieta inadecuada: El consumo regular de productos procesados o altos en grasas de origen animal influye de forma directa en la salud y la belleza de nuestra piel.
  • Consumo de tóxicos: El consumo de tabaco, alcohol y otras substancias tóxicas incide de forma clara en nuestra salud y belleza cutáneas.
  • Tomar el sol de forma inadecuada e irresponsable: Tomar el sol sin protección, con una protección inadecuada o a horas de alto impacto solar puede dañar gravemente nuestra piel.
  • Vivir o frecuentar entornos altamente contaminados es muy negativo para nuestra piel.
  • Deshidratación: no mantener una correcta hidratación afecta nuestra salud cutánea.
  • No dormir bien, o no dormir las horas adecuadas incide también a largo plazo en nuestra piel en términos negativos.
  • El estrés sostenido es origen de múltiples patologías, también que se manifiestan en la piel.
  • Suciedad: la suciedad que se acumula en nuestra cara y cuerpo estropea nuestra piel a largo plazo.

Qué debemos hacer para cuidar la piel

Así pues, si queremos cuidar la piel, tanto desde el exterior como desde el interior, las recomendaciones son las siguientes.

  • Mantener una dieta sana, rica en frutas y verduras.
  • Eliminar el consumo de todo tipo de productos tóxicos.
  • Protegerse debidamente a la hora de tomar el sol durante todos los días del año. Es fundamental, usar una crema solar de calidad, así como también complementarla con un fotoprotector oral. Los rayos solares son buenos para nuestra salud pero debemos exponernos a ellos con criterio.
  • Vivir o pasar el mayor tiempo posible en entornos libres de contaminación.
  • Dormir como mínimo entre 7 y 8 horas al día y dormir ‘del tirón’, sin interrupciones.
  • Controlar los niveles de estrés; tomar medidas para reducir las situaciones estresantes o establecer una serie de minutos al día para relajarnos.
  • La hidratación de la piel es fundamental y debemos cuidarla tanto desde dentro como desde fuera. Beber mucha agua, utilizar cosméticos naturales de alta calidad y también consumir un complemento alimenticio para hidratar piel y mucosas es fundamental.
  • Higiene inadecuada: debemos seguir una rutina de limpieza facial doble –por la mañana y por la noche-, si queremos que sea efectiva. También de vez en cuanto, debemos exfoliar la piel de la cara y del cuerpo, ‘limpiándola’ de células muertas.

Cuidar la piel del sol es el mejor tratamiento antiaging

Una de las cosas que hace el sol, antes de ser absolutamente nocivo y provocar melanomas o cosas más complicadas por sobreexposición no controlada, es deshidratar nuestra piel, lo que provocará la aparición de las antiestéticas arrugas.

En realidad, lo que está ocurriendo es una oxidación de la capa más superficial y eso se traduce en envejecimiento. No hay que olvidar que nosotros envejecemos porque nos oxidamos. Por lo tanto, a más antioxidantes, estaremos previniendo que ese envejecimiento no sea tan rápido, estamos evitando una oxidación acelerada. En consecuencia, deberíamos proteger sí o sí la piel del sol los 365 días del año.

Nuestra piel: nuestra primera barrera de defensa

La piel es un órgano (igual que lo puede ser el hígado o intestino), por lo que no es únicamente una barrera física, sino que, en realidad, es una barrera biológica.

Actúa como barrera, pero tiene otras funciones, como, por ejemplo, la de proteger al resto de órganos de la radiación solar, de la entrada de microorganismos y de la deshidratación. También en ella tenemos los receptores de dolor y, es por eso, que notamos cuando algo nos hace daño, es donde notamos el frío y la falta de agua. El hecho de sudar también es un mecanismo de defensa.

Es el órgano más grande de nuestro cuerpo y manifiesta muchas de las cosas que están ocurriendo en nuestro interior. En realidad, somos un organismo entero y global, no hay algo que te ocurra en un órgano y que no tenga repercusión en el resto. Por ejemplo, el pelo y las uñas, cuando se vuelven frágiles y empiezan a perder su estructura de forma normal, siempre están reflejando algún tipo de problema metabólico, ya sea una carencia o un desequilibrio a nivel emocional por estrés.

La aparición de manchas en las uñas puede aparecer por un déficit en algún mineral o vitamina o un desequilibrio hormonal. Un desequilibrio hormonal también se manifestará en la piel, generando acúmulos de grasa (acné) o en personas más mayores aumentando la flacidez como consecuencia de la pérdida de tensores.
Es importante hidratarse por dentro y por fuera para mantener una buena función de la piel.

Hidratar, nutrir, reparar y proteger la piel desde el interior

Todo está conectado, si solamente utilizamos un fotoprotector tópico, lo único que conseguiremos es evitar que se dañe la capa más superficial de la piel y que, por lo tanto, no tengamos quemaduras y demás. Aun así, es posible que no sea suficiente para hidratar la piel de una manera continua, sobre todo si, por ejemplo, estamos mucho en el exterior, sometidos a mucha luz artificial o sufrimos estrés. Si no tenemos una alimentación adecuada, con antioxidantes suficientes, nos encontraremos con un problema de oxidación (envejecimiento) más acusado y deshidratación.

Para hidratarnos desde el interior, podemos hacer cosas fáciles pero muy útiles:

Consumir una suficiente cantidad de agua diaria. Si, por ejemplo, un día comemos peor o tomamos alcohol, debemos tener en cuenta que también provocará una deshidratación, por lo que tendremos que compensarlo con una mejor ingesta de agua y antioxidantes.

Ingerir suficientes antioxidantes para prevenir la oxidación provocada por diversos factores como el tabaco, la polución, medicamentos, enfermedades, etc.

El aceite de espino amarillo, un regalo de la naturaleza

Hay determinados ingredientes, como el aceite de espino amarillo, del cual hemos estudiado muchísimo sus propiedades, que tiene grandes beneficios para la salud de la piel y las mucosas. Este valiosísimo ingrediente se extrae de las baias que produce el arbusto espino amarillo una planta excepcional.

El aceite de espino amarillo se usa, a nivel medicinal, para la hidratación, tanto de piel como de mucosas. Es muy útil a nivel de extracto puro de la planta, utilizando el fruto y las semillas para conseguir una muy buena hidratación oral, de mucosas y piel. Tomando una mínima cantidad de producto cada día podemos conseguir grandes resultados y en casos con una sequedad más exacerbada, aumentando un poco la dosis sería suficiente. Hablamos de medio gramo como mínimo hasta dos gramos.

El aceite de espino amarillo ha demostrado su eficacia a nivel oral de una forma increíble y además hay un montón de estudios clínicos que lo respaldan. También se puede utilizar a nivel tópico en forma de aceite.

Todo esto es debido a que contiene un antioxidante muy potente, el Omega 7, que es muy poco conocido en el mundo vegetal. Hay determinadas plantas como el espino amarillo que lo contiene en una cantidad muy elevada, pero hay que pensar que en realidad es un tipo de sustancia que no abunda en el reino vegetal.

Seguramente todos conozcamos o nos suene el Omega 3 o 6 y que, además, se encuentran en muchos otros aceites, como los de algas, pescados o de oliva. En el caso específico del espino amarillo, además de Omega 3, 6 y 9, tiene Omega 7. Este nutriente antioxidante actúa sobre todos estos sistemas antienvejecimiento y por eso nos va a ayudar a proteger la piel y las mucosas por dentro y por fuera.

Hay otras plantas que contienen Omega 7 pero no se utilizan de forma habitual en la alimentación o la proporción es tan pequeña que es muy difícil hacer una extracción correcta, por lo que este tipo de ácido graso es muy único y característico del aceite de espino amarillo.

Cuidar la piel protegiéndola con ingredientes naturales es posible

Cuando tomamos alimentos antioxidantes, estos van a actuar a nivel celular. Lo que realmente hacen es actuar evitando una reacción en cascada que nos va a oxidar y puede provocarnos inflamación. Estas sustancias se oxidan a sí mismas para evitar la oxidación de las otras células, capturando radicales libres y todas aquellas sustancias que pueden acabar siendo tóxicas. Nos ayudan a tener un equilibrio en este sistema redox de oxidación-reducción, protegiendo así a las células.

En nuestro caso, cuando trabajamos con el aceite de espino amarillo, no lo hacemos solo, trabajamos también con el fruto y su extracto, puesto que es una planta que actúa como sinérgico de otros antioxidantes, lo cual también es muy bueno para elaborar productos y coadyuvantes que nos sirvan como suplementos a nuestra dieta habitual. Lo ideal sería aumentar la cantidad de antioxidantes en nuestra dieta habitual. Se trata de intentar tomar muchas más frutas y verduras, especialmente de diferentes colores. Cada vez que juntamos en una ensalada frutas y verduras de distintos colores, estamos añadiendo vitaminas y antioxidantes.

La salud y belleza de tu piel empieza en la mesa

Algo ideal para cuidar la piel es comer muchas ensaladas:

  • El tomate tiene un antioxidante muy potente llamado licopene.
  • Los pimientos contienen betacarotenos y vitaminas (en función de su color tendrán otras propiedades).
  • Las verduras de hoja verde como las acelgas, espinacas, la rúcula o los canónigos, contienen vitamina E, A, C y B.
  • Las que son de color naranja como melocotón, mango, calabaza o zanahoria, contienen vitamina A, C y betacaroteno.

Si no podemos hacer esto cada día, sería bueno añadir este tipo de antioxidantes en nuestra dieta mediante suplementación específica para piel y mucosas.

El pomelo, por ejemplo, es una de las frutas más antioxidantes que tenemos a disposición y que, además, protege mucho a nuestras células. También se podría añadir algún tipo de vitamina D, que actúa, no solamente a nivel de sistema inmunitario, sino que también tiene una gran capacidad antioxidante. El romero, como casi todas las plantas medicinales, tiene componentes antioxidantes. En este caso, el ácido rosmarínico, que es muy potente.

En resumen, deberíamos llevar una alimentación antioxidante, beber una buena cantidad de agua, proteger la piel del sol y añadir algún suplemento para ayudarnos a proteger y nutrir nuestra piel, si es necesario, siempre como complemento y no como sustituto de una buena alimentación.

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