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Sol en la montaña: ¿qué debes saber si te expones a él?

Cuando vamos a la playa, todos nos preocupamos por protegernos adecuadamente del sol para evitar quemaduras. Pero, ¿y si tomamos el sol en la montaña? Si estamos expuestos a los rayos de luz solar en otros espacios abiertos no solemos preocuparnos tanto por los efectos del exceso de radiación solar, y no debemos bajar la guardia.

Bien sea para tumbarse un rato bajo los rayos solares, practicar senderismo o escalar o, durante el invierno, para esquiar. En la montaña hay que tener siempre en cuenta que es necesario protegerse adecuadamente del sol.

La altitud aumenta el riesgo de quemaduras solares

Durante mucho tiempo se ha creído de manera errónea que el efecto de los rayos de sol sobre la piel era mayor a menor altitud. Pero según varios estudios se ha demostrado que sucedía exactamente al revés: cuanto más alto se produzca la exposición al sol, mayores son los efectos del sol.

Como consecuencia, una persona que se exponga a la luz del sol sin protección se quemará antes en la montaña que al nivel del mar. Y tomar el sol en la montaña durante una semana equivale aproximadamente a hacerlo al lado del mar durante dos o tres.

Además, a mayor altura, más rápido se producirán las quemaduras. Se calcula que por cada 300 metros de altura sobre el nivel del mar, el riesgo de sufrir una quemadura aumenta entre un 4 y un 5 por ciento.

En la nieve, el riesgo de quemaduras es aún mayor, ya que la nieve actúa como un espejo que refleja los rayos del sol, por lo que el cuerpo recibe más radiaciones.

Sol en la montaña: precauciones para protegerse

Debido a lo que acabamos de exponer, en la montaña hay que tomar precauciones adicionales para evitar problemas en la piel. Para empezar, hay que utilizar crema solar de un factor de protección más elevado que el que se suele emplear en la playa, que se aplicará en todas las partes expuestas a los rayos solares. No hay que olvidar renovar la protección aproximadamente cada dos horas.

Para el rostro es conveniente utilizar cremas solares específicas para la cara, y hay que cuidar especialmente la zona que rodea a los ojos, más delicada que el resto, y también los labios. Para ellos es conveniente utilizar un protector labial que tenga un factor de protección solar elevado, especialmente en la nieve.

Los ojos pueden sufrir bastante por la acción solar, lo que puede evitarse si se protege la vista con unas gafas de sol de buena calidad. Y no hay que olvidar cubrirse la cabeza con un gorro o una gorra para evitar sufrir una insolación. Esta última, además, protegerá también la parte superior de la cara y los ojos de la luz directa.

En definitiva: para disfrutar de la montaña y de las actividades al aire libre no hay que olvidar protegerse del sol de manera adecuada. Basta con aplicarse los protectores adecuados en cuerpo y cara, y proteger los ojos y la cabeza para evitar quemaduras e insolaciones, entre otros efectos del exceso de exposición a la luz solar.

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