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Si siempre estás preocupado, esto te interesa

Preocupación constante

Me levanto cansado, me siento tenso o contracturado, no puedo dejar de preocuparme, me siento desbordado y la cabeza me va a explotar, tengo sensación de ahogo, me siento nervioso e inquieto y sufro de insomnio. ¿Te suena? Fran Ballesteros, farmacéutico y formador de Vitae nos habla de los motivos por los cuáles perdemos el equilibrio y sobre cómo podemos recuperarlo de forma natural.

¿Cuándo surge en nuestra sociedad el concepto de estrés y ansiedad?

El concepto estrés como algo negativo surge a finales de los años 80-90 concretamente en la zona de Wall Street y el mundo de los corredores de bolsa. Las personas que se dedican a este sector, acostumbran a estar muy estresados porque, independientemente de su carga de trabajo, su forma de ver la vida es muy agresiva. Al final toda esta agresividad supone un desgaste y si, además, se lleva un ritmo de vida que te hace estar permanentemente en alerta para sobrevivir, especialmente en el entorno de trabajo, el desgaste es mucho más mayor.

Lógicamente, este desgaste viene determinado por una de nuestras vías activadoras, el cortisol y la adrenalina. Fisiológicamente, esta vía que nos mantiene activos, si se le suma un ritmo de vida altamente agresivo, se mantiene mucho más activa. Cabe recalcar que no es malo tener un poco de estrés fisiológico, el problema viene cuando se mantiene el tiempo y nos agota otras vías como, por ejemplo, la que nos induce al sueño y al descanso.

¿Qué es la homeostasis y por qué se está hablando tanto de este concepto?

La homeostasis del organismo no es otra cosa que el equilibrio del cuerpo. En otras culturas encontramos este término con otros nombres, por ejemplo, en el caso de oriente con el ying y el yang. Es importante destacar que, por cada acción activadora tengo debo darle a mi organismo una acción relajante. Esto también ocurre al revés, si me dedico todo el tiempo a activar vías de relajación y, por ejemplo, me paso la mayor parte del tiempo en casa y en el sofá, el día que tenga que salir y hacer algo que requiera un poco de activación me será muy difícil.

Todo es cuestión de equilibrio.

¿Por qué perdemos el equilibrio?

Perdemos el equilibrio porque anteponemos una serie de realidades antes que nuestro bienestar. Ponemos por delante el trabajo, el rendir más, el querer hacer muchas cosas, ocupar todo nuestro tiempo, etc. Cuando haces esto estás descuidando tu tranquilidad o vida interior, por eso, cuando se quiere recuperar nos podemos encontrarte con dificultades.

Tenemos que seguir viviendo con un cierto nivel de activación, no podemos frenar de golpe y dedicarme a la meditación puesto que, por suerte o por desgracia, la sociedad en la que vivimos no nos lo permite. Por lo tanto, tenemos que fomentar nuestra actividad, rutinas y llegar a todo lo que quiero hacer, pero sin destrozar ese equilibrio u homeostasis.

¿Cómo podemos recuperar la esencia y volvernos a sentir bien?

El estrés y la ansiedad pueden agotarnos a nivel mental pero llegado a cierto punto es posible que somaticemos y empecemos a tener taquicardias, sensación de ahogo, sentimientos profundos de tristeza, pensamientos intrusivos, etc.

Cuando nos encontramos en este punto no podemos volver a un estado óptimo de la noche a la mañana, por lo tanto, lo primero que habría que hacer es frenar y relajarnos. Cuando estamos delante de una persona con ansiedad, nos encontramos ante alguien que está en bucle y que, por lo tanto, antes de empezar a trabajar es importante parar y volver a cero.

En este caso podríamos ayudarnos con un complemento alimenticio a base de plantas ansiolíticas naturales como la valeriana, la pasiflora o la amapola de california. En segundo lugar, intentaremos recuperar la homeostasis/equilibrio y finalmente trabajaremos el descanso. Todo esto sería muy recomendable complementarlo con la terapia cognitivo conductual.

Es decir, en resumen, el protocolo que habría que seguir es: parar, resetear (sacar a esa persona de la obsesión y del shock), construir una buena base de descanso y tranquilidad y trabajar en herramientas para que no vuelva a ocurrir algo similar y, así, aprender a gestionar correctamente el estrés y la ansiedad.

¿Puede la alimentación ayudarnos a gestionar mejor el estrés y la ansiedad?

Finalmente, me gustaría resaltar que todo aquello que sea una alimentación saludable supondrá un beneficio y todo aquello que no sea saludable va a generar una inflamación en nuestro organismo que desencadenará una sintomatología diversa. Una de las cosas que puede ocurrir es una inflamación a nivel neurológico, lo que va a provocar una peor transmisión de los neurotransmisores. Es por esto que, podemos tener nuestro depósito de serotonina (neurotransmisor de la felicidad) lleno, pero no liberarlo correctamente. También puede ocurrir que a nivel fisiológico y de manera natural, independientemente de si estamos o no estresados, no liberemos correctamente estos neurotransmisores. Es entonces cuando a través de la alimentación podremos ayudarnos introduciendo alimentos que fomentan la generación de la serotonina en el sistema nervioso como, por ejemplo, el chocolate, los frutos secos, frutas de temporada etc. Los ácidos grasos esenciales nos ayudarán a trabajar esa inflamación que comentábamos.

Tal y como decimos constantemente, el estrés y la ansiedad son multifactoriales y requieren modificar distintas áreas de nuestra vida para poder gestionarlos.

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