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Cómo reforzar el sistema inmunitario

sistema inmunitario

Últimamente se ha hablado mucho sobre el sistema inmunitario, qué es, cuál es exactamente su función, cómo reforzarlo, etc. Lo cierto es que nuestro sistema inmune es algo a lo que, durante años, no le habíamos prestado suficiente atención, pero, a raíz de la ya más que conocida pandemia mundial, nos hemos percatado de lo importante que es mantenerlo fuerte y activo.

La pregunta es, ¿Podemos hacer algo para reforzar nuestro sistema inmune?

Hemos hablado con Luisa Varela, farmacéutica y Directora técnica y de I+D+i de Vitae, sobre qué cosas deberíamos o no hacer para potenciar al máximo nuestras defensas.

Nuestro sistema inmunitario es una compleja red de proteínas, células, tejidos y órganos, que trabajan conjuntamente y protegen a nuestro cuerpo de invasores externos como bacterias, virus, hongos y toxinas. Cuando los gérmenes como bacterias o virus invaden nuestro organismo, lo atacan y se multiplican. Esto se conoce como infección y puede acabar convirtiéndose en una enfermedad. Nuestro sistema inmunitario nos protege de la enfermedad combatiendo los gérmenes.

Deberíamos eliminar al máximo las sustancias tóxicas que pueden alterar nuestro sistema inmune: tabaco, alcohol, uso de antibióticos y otros fármacos de forma sostenida y sin prescripción específica, así como el consumo de comida rápida, ultra procesada o con demasiados aditivos, azúcares o grasas saturadas. También debemos evitar situaciones de estrés excesivo, una vida demasiado sedentaria, la falta de sueño y entornos con alta contaminación atmosférica, sonora, etc. Todos estos agentes externos atacan nuestro sistema inmune y hacen que se vuelva más débil, con lo que no tendrá la fortaleza necesaria para hacer frente a patógenos llegado el caso.

Sí, una alimentación equilibrada y rica en determinados nutrientes ayuda al desarrollo y mantenimiento del sistema inmune. Determinadas proteínas, grasas insaturadas, vitaminas y minerales, así como los llamados inmunonutrientes que son nutrientes específicos capaces de modular el sistema inmune tanto a nivel intestinal como sistémico (determinados glucanos, nucleótidos, antioxidantes, ácidos grasos poliinsaturados, ..) tienen como función adicional a la de alimentar la de reforzar nuestra inmunidad.

Una dieta para la salud inmunitaria debería contener colores variados, que incluya frutas, verduras y legumbres variadas (alto contenido en vitaminas A, D, E, B6 y ácido fólico), minerales como el zinc, hierro y selenio, proteínas, grasas buenas como el aceite de oliva y de espino amarillo, antioxidantes (carotenos, vitamina C), sustancias inmunomoduladoras (glucanos de cadena larga y enzimas) y prebióticos como la fibra.

Los betaglucanos y los arabinoxilanos se han utilizado desde hace años como inmunomoduladores (con efecto prebiótico y alto contenido en fibra), ya que actúan estimulando selectivamente el crecimiento y la actividad metabólica de la microbiota intestinal benéfica y actuando después de forma global o sistémica sobre todo el organismo. Se ha demostrado que tienen efecto antiobesidad, regulador de la glucosa, antioxidante e inmunomodulador.

Los betaglucanos son polisacáridos (cadenas largas de azúcares complejos) que actúan sobre los niveles de colesterol malo, el control de azúcar en sangre y estimulan el sistema inmune desde el intestino. Existen betaglucanos derivados de cereales, de hongos y de levaduras, siendo los que provienen de cereales más ricos en fibra y con una clara función prebiótica, y los que provienen de levaduras y hongos los más activos a nivel del sistema inmunitario, de forma sistémica. Actualmente están en estudio como tratamientos coadyuvantes en procesos víricos como la Covid, en procesos alérgicos graves y en diferentes arsenales terapéuticos anticancerígenos para modular la inflamación potenciando los tratamientos de quimioterapia.

Un sistema inmune fuerte se puede mantener – a grandes rasgos – con una dieta equilibrada (un aporte de nutrientes diario equilibrado y eficiente), haciendo ejercicio suave diariamente e incluyendo prácticas de relajación o anti estrés de forma periódica. Valoremos nuestro cuerpo y dediquémosle el tiempo y los alimentos más adecuados y cuando sea necesario démosle inmunomoduladores en forma de suplementación para reforzar y equilibrar nuestro sistema inmune.

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