Obtener mayor vitalidad y energía es más importante en la medida que nos hacemos mayores. Y hacerlo de forma saludable, prescindiendo de productos de dudosas procedencia resulta aún más importante. Por ello, hemos preparado el día de hoy, una serie de recomendaciones para que podamos aumentar nuestra vitalidad y energía, siguiendo hábitos saludables a diario:

Hábitos saludables para aumentar vitalidad y energía

• Tomar el desayuno, incluso si no tenemos hambre:

Tomar desayuno, mejora el rendimiento intelectual, activa el metabolismo y mejora el estado de ánimo. El desayuno ideal puedes ser una pieza de fruta, algún carbohidrato como el pan o cereal, y algo de proteína como la leche, el huevo o un filete de pollo o pavo.  Un desayuno así, nos hará gozar de vitalidad y energía durante buena parte del día.

• Comer a menudo

Dividir la comida que consumimos a diario en tres pequeñas comidas y dos refrigerios, nos ayuda a mantener niveles de azúcar en la sangre estables y por lo tanto tendremos constantemente vitalidad y energía.  Tengamos en cuenta que, las comidas más pesadas consumen mayor energía en su digestión.

• Comer frutos secos

Los frutos secos, gracias a su alto contenido de proteínas y grasas saludables como el omega 3, así como minerales como el magnesio, contribuyen a mejorar el rendimiento intelectual, activar la función muscular y gozar un sueño reparador.

• Consumir fibra

La fibra tiene el efecto de ralentizar la absorción de hidratos de carbono, lo que permite que, el cuerpo absorba energía en forma más lenta.  Comer frutas frescas, ricas en fibra, produce un aumento inicial de energía y una disminución de la fatiga.

• Consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales.

Muchas vitaminas y minerales son esenciales para la liberación de energía. La tiamina, la riboflavina, las vitaminas B2, B6 y B12, el hierro, el calcio, el magnesio, el fosforo, el yodo y el cobre contribuyen al metabolismo normas de la producción de energía.

• Beber agua

Incluso la deshidratación leve hace que la sangre se espese, lo que obliga al corazón a bombear más fuerte para poder llevar sangre a todas las células y órganos. Este proceso conduce en última instancia a un aumento de la fatiga.