Los niños no son susceptibles de ser domesticados, de ser moldeado a nuestra imagen y semejanza como si se trataran de nosotros mismos o de una proyección de nuestros logros y frustraciones. En realidad los hijos son seres independientes que debe formase con autonomía y una de las formas de hacerlo es enseñándole inteligencia emocional.

El dominio de las emociones es fundamental en la formación de nuestros hijos, sobre todo si se adolescentes se trata, en la medida que les permite inteligencia emocional para explorar todas las alternativas y elegir la mejor para alcanzar los objetivos que se han trazado.

Para crear inteligencia emocional podemos tener algunas técnicas para acercarnos a ellos y crear canales de comunicación para expresarse y permitirle expresar a los padres cuanto los quieren.

Escuchar para crear inteligencia emocional

El escuchar a los hijos es imprescindible sobre todo en la etapa de la adolescencia, escuchar a los hijos ayudará a conocer sus inquietudes, visión de la vida y creará las bases para una empatía familia. Sin embargo, recuerda que los primeros en trabajar la empatía son los mismos padres, pues muchas veces se tendrá que interpretar los silencios, desaires o actitud agresiva de los hijo y autocontrolarse para enseñarlos también se autocontrolen.

Aceptar sus amistades

Entender que tienen otros amigos de su edad, con quien pueden tratar temas que con los padres le puede dar vergüenza. Al mismo tiempo establecer una buena relación con los amigos de nuestros hijos, servirá de puente con los hijos, cuando éstos se den cuenta de la aceptación y reconocimiento de los otros.

Construir puentes emocionales

Los padres emocionalmente aptos conocen y valoran las emociones de los hijos, y ejercen un control sobre sus propias emociones, para que haya una equilibrada convivencia familiar. Construir puentes afectivos y de comunicación mediante el respecto, la confianza y la seguridad, es la base para una relación padre-hijo formada con inteligencia emocional.