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Dieta mediterránea: un estilo de vida

La dieta mediterránea es una herencia cultural que nos aporta una combinación equilibrada y completa de alimentos que además de ser beneficiosa para la salud, es sabrosa. Se trata de mucho más que un patrón alimentario, ya que está íntimamente ligada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos, combinando alimentos con tradición; entendiendo por tradición la forma en que se cocinan y consumen los alimentos.

La dieta mediterránea se basa en el consumo de productos frescos, locales y de temporada que nos aportan una gran variedad y riqueza de nutrientes. Tiene como rasgos característicos el consumo abundante de alimentos de origen vegetal (fruta, verduras, legumbres, y cereales como el pan, pasta y arroz, que deben ser preferentemente integrales), el uso de aceite de oliva y de hierbas aromáticas para cocinar y aliñar, el consumo diario de lácteos, el bajo consumo del resto de productos derivados de los animales (menor consumo de carne que de pescado, y huevos con moderación), y el acompañamiento de las comidas con un vaso de vino.

Además de los aspectos alimentarios, la dieta mediterránea se caracteriza por un estilo de vida saludable; es decir por la práctica regular de ejercicio y la socialización durante las comidas. De hecho, los expertos sitúan estos factores en la base de la pirámide nutricional; ya que gran parte de los beneficios de la dieta mediterránea se deben a ellos.

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Figura 1. Pirámide nutricional de la dieta mediterránea

 

Dieta mediterránea en la actualidad

La influencia de la globalización, que también ha sido culinaria, ha alterado los modelos de consumo comprometiendo la dieta mediterránea y por lo tanto los beneficios a nivel de salud que ésta nos aporta. Frecuentemente, por comodidad y falta de tiempo, optamos por alimentos precocinados raramente compuestos por vegetales, y que suelen tener un alto contenido en calorías, grasas saturadas y sal. Además, solemos hacer un menor número de comidas de las recomendadas, y no priorizamos los vegetales sino que consumimos carnes en exceso. El resultado: un aumento de la obesidad y sobrepeso, de las enfermedades crónicas y de la mortalidad prematura.

Hemos heredado un patrimonio valiosísimo y debemos esforzarnos a conservar-lo, no sólo por los beneficios que nos confiere a nivel de salud, sino también porque la dieta mediterránea se sustenta en el consumo de alimentos de temporada y proximidad. De esta forma, permite el desarrollo de las economías locales y el mantenimiento de la diversidad de las tierras agrícolas, dando lugar a beneficios sociales, económicos y ambientales.

Para más información…

Si deseas obtener más información, propuestas de menús mediterráneos semanales, estudios que vinculan la dieta a la reducción de la incidencia de ciertas enfermedades y muchas más cosas, puedes consultar la página web de la Fundación Dieta Mediterránea (http://dietamediterranea.com).

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