A medida que envejecemos, nuestro sistema inmune también lo hace. Este proceso natural se conoce como inmunosenescencia, y es una de las razones por las que las personas mayores se vuelven más vulnerables a infecciones, a enfermedades crónicas y a complicaciones de salud que en otras etapas de la vida son más fáciles de superar.
Comprender este proceso es esencial para saber cómo protegernos. Aunque no podemos frenar el paso del tiempo, sí podemos actuar para conservar nuestra salud y bienestar durante más años.
¿Qué es la inmunosenescencia?
La inmunosenescencia es el deterioro progresivo del sistema inmunológico asociado al envejecimiento. A partir de los 60 años, ciertas funciones clave de nuestras defensas comienzan a perder eficacia.
El resultado es un sistema inmune más lento, menos vigilante y con menor capacidad de responder con rapidez frente a virus, bacterias o incluso células tumorales.
Este declive de nuestro estado de salud en edades más avanzadas se manifiesta en una mayor incidencia de:
- Infecciones respiratorias recurrentes (catarros, gripe, neumonía).
- Reactivación de virus latentes, como el herpes zóster o el citomegalovirus.
- Menor eficacia de las vacunas.
- Recuperaciones más lentas tras enfermedades comunes.
- Aumento del riesgo de enfermedades crónicas asociadas a inflamación (diabetes tipo 2, arteriosclerosis, deterioro cognitivo).
Por eso es fundamental actuar antes de que aparezcan los problemas clínicos.
¿Se puede retrasar la inmunosenescencia?
La respuesta es sí. Aunque no podemos detener el paso del tiempo, hay estrategias eficaces para ralentizar el deterioro del sistema inmune incorporando hábitos saludables en nuestra rutina. Esto puede marcar la diferencia entre un envejecimiento pasivo y uno activo, con más salud y menos riesgo de infecciones.
Cuanto antes empecemos a cuidar de nuestro sistema inmune, mejor preparados estaremos para el futuro. Porque la inmunosenescencia no aparece de un día para otro: es un proceso gradual que comienza años antes de que notemos sus efectos. Mantener nuestras defensas fuertes no es solo una cuestión de prevenir enfermedades, sino de preservar calidad de vida a largo plazo.
¿Qué es importante que incorpores en tu día a día para ralentizar la inmunosenescencia?
- Sigue un estilo de vida activo
Caminar, nadar o practicar ejercicios moderados de forma regular mejora la vigilancia inmunitaria y reduce la inflamación sistémica.
- Prioriza una dieta antiinflamatoria
Frutas, verduras, grasas saludables (como el aceite de oliva virgen extra) y una buena hidratación ayudan a mantener el sistema inmune en equilibrio.
- Mantén un peso saludable
La obesidad acelera la inmunosenescencia, ya que produce una inflamación crónica que agota las defensas.
Ayuda a tu sistema inmune con una rutina adaptada a tu etapa vital
Con el paso del tiempo, cuidar tus defensas es clave para seguir disfrutando de una vida activa, autónoma y saludable. Cada etapa tiene sus propios retos, y también sus formas de cuidarse. Incorporar rutinas que te ayuden a sentirte mejor y mantener tu bienestar diario te ayudará a seguir activo y a cuidar de tu salud.
En momentos puntuales, puedes complementar tus hábitos con suplementos como ImmunoVita®, que está elaborado con Betaglucanos de última generación para subir las defensas y reforzar el sistema inmune de forma natural.
Para proteger frente al proceso de envejecimiento celular (efecto antiaging), los radicales libres y el estrés oxidativo, y ayudar a reforzar la actividad de las defensas en infecciones recurrentes, Bi·Bran® es un inmunomodulador con fórmula patentada a base de arabinoxilano.
La inmunosenescencia es un proceso natural pero que no tiene por qué limitarte. Comprender cómo cambian las necesidades de nuestro cuerpo con la edad es el primer paso para tomar decisiones conscientes sobre nuestra salud.