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Los beneficios de los ácidos grasos esenciales: Omega-3

ácidos grasos esenciales

Los ácidos grasos esenciales (Omegas) solamente podemos obtenerlos a través de la alimentación o la suplementación. Son nutrientes vitales para los seres humanos y constituyen la fuente energética más importante del organismo. Aportan 9 kilocalorías por gramo, transportan vitaminas, son un componente esencial de las membranas celulares, y desarrollan diversas funciones fisiológicas, inmunológicas y estructurales dentro del organismo. El Omega-3 es el más popular y conocido, y dentro de esta categoría los más importantes son el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Por otro lado, el Omega-6, tiene fama de ser perjudicial para la salud pero lo cierto es que, cuando se consumen las cantidades adecuadas, la proporción de Omega-3 y Omega-6 se equilibra, y todos ellos actúan en sinergia dentro de nuestro organismo ofreciendo más beneficios.

 

El cerebro y la conexión neuronal

El 60% del cerebro está compuesto por ácidos grasos esenciales. Por tanto, no es de extrañar que sean un componente esencial de las neuronas, la materia gris y las membranas.

La plasticidad cerebral, o capacidad de nuestro cerebro para responder a estímulos y adaptarse, se realiza eficazmente gracias al contenido adecuado de Omegas.

Debido a que mejoran la comunicación neuronal, la neurotransmisión y reducen la neuroinflamación pueden ayudar mucho a personas con dificultades para concentrarse y mantener la atención, problemas de memoria, desequilibrio emocional y condiciones del neurodesarrollo (TDAH, TEA, dislexia, entre otros) o dificultades de aprendizaje.

El corazón y el sistema cardiovascular

Los Omegas son buenos para el corazón, la presión y los triglicéridos. Debido a que tienen la capacidad de contrarrestar la acumulación de colesterol malo, los ácidos grasos esenciales mejoran la circulación sanguínea, impiden la formación de depósitos de grasa en las paredes internas de las arterias e incrementan la elasticidad de los vasos sanguíneos. De manera que son capaces de reducir el riesgo de sufrir infartos y otros tipos de problemas cardíacos.

Evitan que la sangre se coagule y reducen la respuesta inflamatoria del cuerpo, por tanto son muy útiles para prevenir y complementar el tratamiento de cardiopatías como la pericarditis, por ejemplo.

Los ojos y la salud ocular

Los Omegas mantienen la salud del nervio óptico, favorecen el desarrollo ocular en los bebés y son imprescindibles para que la comunicación entre el cerebro y los ojos sea eficaz

Las personas con déficit de Omegas pueden tener dificultades en el proceso de respuesta fotoeléctrica ante estímulos lumínicos y provocar problemas de visión. Además, los ácidos grasos esenciales humectan, nutren el globo ocular, evitan la sequedad y la irritación, y previenen la degeneración y enfermedades asociadas con la edad, como las cataratas.

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